sábado, 8 de enero de 2011

Creer o no creer.

Ante el comentario de un compañero de trabajo, que dice: "...la historia te la puedes creer o no creer", refiriéndose a los hechos de la Navidad, más concretamente a la Epifanía me veo sorprendido por mis propios pensamientos. ¿Creo en la física o no?, ¿he de poner en duda los edificios que se construyen o los materiales empleados para la fabricación de una embarcación? ¿Debato con mi médico mis enfermedades?

Después de haber leído a Umberto Eco, sí que podría plantearme en creer o no los hechos históricos, aunque estén más que contrastados.

Respecto al aspecto religioso, no es tan importante que, el hecho pueda ser enmarcado en un mes como el de marzo (según algunos autores), o incluso en una fecha como enero para los cristianos ortodoxos, a diferencia de diciembre para la religión católica, creo que por una cuestión de calendarios.

Lo realmente importante; y esto lo olvida mucha gente, es la celebración de la Epifanía: la manifestación de Dios. El hecho de que Dios se hace hombre.

Para mí, que soy ateo, quizá el nacimiento esté visto desde un perspectiva un tanto especial pero entiendo que es importante en el contexto religioso, y vaya sí es así, que este acontecimiento o más bien su significado, ha desencadenado guerras, muertes, saqueos, excolulgaciones y desde luego arte, mucho arte.

No es suficiente haber leído en algún lugar que debido a que el ganado se guardaba así o asá, esto indicase que fue muy entrada la primavera cuando el acontecimiento tuvo lugar. Es un debate de siglos que creo que carece de importancia dadas las conclusiones. Pudo ser... o no.

En alguna obra podemos observar donde, la Virgen María muestra al Niño Jesús señalando con su dedo índice el sexo, cuestión que alarmó a los mojigatos de otras épocas, ocultando el pene sagrado de las miradas de los demás con algún drapeado "oportuno", pero no el dedo de su madre que seguía diciendo: se hizo hombre, mirad sus atributos de hombre "ocultados por algún imbécil".

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